Perder la vida, tomar la cruz, seguir los pasos de Jesús, amar con su forma de amar, perder la vida para ser luz. Darse por el que nadie amó, darse por el abandonado que espera ver amanecer. Prestar oído a su clamor, amar como un enamorado a aquel que nadie quiere ver. Gritar que Dios no está dormido y está dándonos su fuerza que va sembrando libertad. Gritar que el odio no ha vencido y la esperanza no está muerta, y Dios invita a caminar.